GENITALES DE LA MUJER
El clítoris, ese gran desconocido
El clítoris es el órgano más erógeno de la mujer.
Su función es únicamente el placer. Es el homólogo del pene
masculino. Su estimulación es capital para el orgasmo. Muchos hombres
creen que lo más importante es la penetración. La mujer desconoce con
frecuencia la capacidad del clítoris que posee. Su conocimiento ayuda a
la gratificación sexual de la pareja.
¿DÓNDE ESTA EL CLÍTORIS?
Se encuentra situado en el blando tejido que forma la
pared superior del vestíbulo de la vagina, denominada vulva. Se llama
vulva a la hendidura vertical situada en el vértice formado por la
unión de las piernas. A uno y otro lado se encuentran los grandes
labios, que son como una especie de rollos carnosos cubiertos de vello.
En la niña que no ha llegado aún a la pubertad, el vello no ha
aparecido todavía. Sus grandes labios son lisos. El vello se extiende
por toda la vulva y sus alrededores, formando lo que de un modo muy
poético ha sido llamado el monte de Venus. Venus era la diosa del
placer.
Los grandes labios protegen a los pequeños labios. Y
en el centro, dentro de ellos, se encuentra el orificio vaginal o
entrada de la vagina. Como es sabido, en las mujeres vírgenes este
orificio se encuentra protegido por una membrana fina y delicada. Su
nombre es himen. Esta es la membrana perforada por la penetración en la
primera relación sexual o mediante una intervención quirúrgica en
ciertos casos. O incluso por ejercicios físicos como la gimnasia.
Por encima del orificio vaginal se encuentra la
uretra o meato urinario, que, como su nombre indica, sirve para la
expulsión de la orina. Este orificio es también sumamente sensible e
interviene, a su modo, en la estimulación erótico-sexual.
Si se retiran con cuidado los grandes labios, se
pueden apreciar los pequeños labios como dos repliegues que se asemejan
a alas. En su vértice superior, como hemos dicho, se encuentra el
clítoris, en forma de botón de flor, visible únicamente en su parte
superior o externa. La interior está resguardada en una especie de
capucha que la cubre y protege.
Su color es rosa y, bajo los efectos de la
excitación suele variar hacia el rosa oscuro. El cuerpo del clítoris
tiene una longitud variable y relativa en cada mujer. Su diámetro no
llega al de un lápiz normal. Su estructura consiste en un gran manojo
de ramificaciones nerviosas y de tejidos erógenos. De ahí su inmensa
capacidad erótica y de excitación.
LOS TÓPICOS DEL CLÍTORIS
Se han forjado durante muchos siglos una serie de
tópicos y mitos en torno al clítoris femenino. Así, se ha pensado que
el clítoris es un pene atrofiado. Esto, dicho claramente, es una
auténtica falsedad. El clítoris es un órgano femenino propio y no es
producto de la atrofia de ningún correspondiente suyo masculino, por
más parecidos o analogías que se quieran hacer,.
Se ha pensado también, y se ha pretendido por muchos
medios, que la mujer ignore la existencia del clítoris porque es un
órgano inútil (no utilitario) y que solamente sirve para el placer y
no para la reproducción. Haber asociado únicamente a la mujer con su
función reproductora es lo que ha dado lugar a estas conclusiones. No
faltan los casos incluso actualmente en que las mujeres pasan por
una prueba horrenda que consiste en la ablación o extirpación del
clítoris con el fin de que no tengan placer. Digamos simplemente que es
una aberración inexcusable.
Se ha pensado también, durante mucho tiempo, que un
clítoris muy desarrollado correspondía al origen de una capacidad de
placer, como por ejemplo en el caso de la ninfomanía. Hoy podemos
afirmar que el tamaño del clítoris no tienen nada que ver con este
problema
Igual que ha ocurrido con el pene, se ha increpado
durante muchos siglos que la manipulación o excitación del clítoris
provoca infecciones.
Se ha dicho también que la mujer africana y
asiática posee un clítoris más grande que las de raza blanca. La
verdad es que las mujeres de raza blanca nacen con un clítoris superior
al de las mujeres de color, pero no suelen hacer nada para desarrollarlo
a medida que van creciendo. Mientras que en otras culturas existen ritos
y prácticas abundantes con vistas a agrandar su tamaño y su poder
erógeno. La mayor parte de las veces pertenecen a juegos o prácticas
rituales, según otra concepción de la vida sexual.
HIGIENE DEL CLÍTORIS
La higiene clitorideal es importante y por lo general
muy descuidada. Por supuesto, en ningún manual se habla de ella. La
situación de los órganos femeninos es siempre de humedad viscosa,
debido a las secreciones que emanan de ellos. Estas secreciones pueden
infiltrase dentro de la capucha del clítoris y formar un aglomerado
pastoso denominado "esmegma", muy similar al que se forma en
el interior del prepucio del pene masculino ante la falta de higiene.
Ello puede ocasionar infecciones, picores u otras complicaciones.
Conviene, pues, una higiene normal.
LA ESTIMULACIÓN DEL CLÍTORIS
Para el conocimiento de la pareja y su fomento
erótico reciproco, vamos a indicar algunos puntos de interés. Ya hemos
dicho que el clítoris es un órgano extremadamente eréctil y de una
enorme capacidad de excitación. Baste indicar, para tener una idea, que
su nervio central es del orden de unas cuatro o cinco veces superior, en
excitabilidad, a los del pene masculino.
Sus palpitaciones eréctiles van en proporción
armónica de una cada segundo, aumentando éstas a medida que se acercan
las convulsiones del orgasmo o punto culminante del placer sexual.
¿De qué modo se logra una estimulación más
adecuada, más delicada, más en consonancia con el deseo femenino? Esta
pregunta es prácticamente imposible de responder. El único modo es que
cada mujer en concreto lo conozca en su caso propio. Sin embargo, es un
dato indicativo que prácticamente todas las mujeres reaccionan ante la
caricia del clítoris. Kinsey, por ejemplo, en su célebre encuesta, da
la cifra del 98 por 100 de las mujeres preguntadas. Todas ellas eran
sensibles.
Muchas mujeres son reacias a esta estimulación
clitorideal, tan normal y natural, tan humana por otra parte. Sus
condicionamientos en la infancia y la adolescencia con relación al sexo
y los órganos genitales trae consigo esta aversión por una enorme
dosis de culpabilidad. En otros casos es producto del desconocimiento o
la atrofia.
Sin embargo, es muy importante esa caricia en la
relación sexual de toda pareja.
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